Si estás buscando descansar en verano, una de las mejores opciones es elegir algún pueblo de nuestra geografía. Puede ser el pueblo donde pasabas los veranos u otras localidades perfectas para pasar un buen veraneo. Os vamos a dar algunas pistas para que paséis un verano tranquilo y sin ningún problema.
Disfruta del silencio
Lo primero que sorprende al viajero es el silencio que podrá disfrutar en el pueblo. Solo oirás el ulular del viento y el canto de los pájaros. Seguro que no te despertará el ruido del tráfico de la ciudad. Podrás dormir a pierna suelta y solo te despertará el canto del gallo. Solo sabrás la hora por las campanadas de la iglesia del pueblo. Además no pasarás por la noche nada de calor en muchos de los pueblos de España hasta el punto que necesitarás una colcha para taparte. Disfrutarás de un descanso total y reparador todas las noches.
Fuera el coche y disfruta de la bici
Por fin podrás dejar aparcado el coche y descubrir cualquier sitio andando o en bicicleta. Olvídate del coche, del metro y del autobús y disfruta de la naturaleza. Lugares privilegiados que podrás recorrer en bicicleta. Elige una casa rural de las que se pueden encontrar en nuestra geografía.
La gente tranquila del pueblo
Acostumbrado al anonimato de la ciudad, en el pueblo todo el mundo se conoce. Te sorprenderás porque todo el mundo te saludará. E incluso se pararán a hablar contigo y te querrán conocerte. Harás amigos para toda la vida.
Disfrutarás de la naturaleza
Lo mejor de veranear en un pueblo es que podrás pasear por el campo y descubrir otras localidades con encanto. Podrás pasar la jornada en el río, la montaña o hacer una picnic con los amigos en el jardín. Olvídate de meter en la maleta vestido o ropa de vestir. Las chanclas y las camisetas serán tu uniforme de verano. Puedes además ponerte ropa que no esté de moda y olvidarte de tendencias o de otros problemas.
Sabores de siempre
En el pueblo podrás probar los sabores de siempre. El pan es crujiente y sabe a pan. El tomate y la fruta salen de la huerta y te sorprenderán por su sabor natural. Podrás hacer la compra en la tienda de comestibles de toda la vida y seguro que notas que es mucho más barato. Incluso si coincide con el final del verano podrás recoger moras para hacer una tarta casera deliciosa.
Recuperarás los buenos hábitos
En el pueblo podrás despertarte a primera hora y tomar un desayuno saludable de productos de la tierra con tranquilidad. Después de comer tendrás que aprovechar para tomar una buena siesta reparadora de las que hace años que no disfrutas. Además, seguro que te apetece volver a jugar al dominó, al parchís o a juegos de cartas como el mus o la brisca.
Incluso podrás por las tardes sacar la silla a la puerta de la casa y aprovechar para tomar la fresca. Disfrutarás de un rato de tranquilidad y de charla con los vecinos o con tus amigos. Si hace un poco de frío necesitarás un rebeca o una manta para no enfriarte.
La magia de las verbenas y las estrellas
Seguro que nunca has estado en una verbena. Podrás disfrutar con sus pasodobles y sus bailes agarraos. Te lo pasarás en grande con las canciones de la orquesta del pueblo y hasta te echarás un baile con alguna lugareña. Y para terminar la noche tendrás la oportunidad de mirar al cielo y descubrir cómo brillan las estrellas. ¡No pierdas la oportunidad de veranear en un pueblo este año!